El ligamento cruzado anterior es uno de los principales componentes estabilizadores de la rodilla, ya que es una banda de tejido que une el fémur con la tibia por interno. Cuando se produce una rotura de éste, esa unión se ve afectada, teniendo como consecuencia pérdida de estabilidad de la articulación de la rodilla. Además de traer consigo dolor, inflamación e impotencia funcional.
Las personas más propensas a esta lesión son personas que practiquen deporte o realicen actividades físicas que impliquen cambios de velocidad, detenerse o cambiar de dirección en forma rápida y brusca, saltar y aterrizar de golpe, recibir golpe directo en la rodilla, entre otros. Dentro de estos deportes podemos mencionar: futbol, basquetbol, esquí, etc. Además de mencionar accidentes como caídas con giros o torsiones inesperadas en todo tipo de personas.
El tratamiento médico en primera instancia se basa en tratamiento conservador en conjunto con kinesioterapia, ya que busca disminuir dolor e inflamación de la articulación, mejorar rango de movilidad, y activar musculatura adyacente para proporcionarle a la rodilla la estabilidad pérdida. En muchas ocasiones este tratamiento tiene muy buenos resultados para los pacientes, sobre todo las personas que realizan una vida cotidiana normal sin mayor exigencia física.
Cuando el tratamiento conservador no logra proporcionar la estabilidad necesaria para un paciente que requiere retomar mayores exigencias deportivas se recomienda tratamiento quirúrgico. Sin embargo, en esta etapa va a ser primordial y muy importante la kinesioterapia post operatoria, ya que como mencionamos anteriormente, sólo le brindará un nuevo ligamento, el cual debe ser entrenado en conjunto con una activación muscular óptima para lograr un mejor rendimiento.
Soy Valeska Oyarzún Martínez, kinesióloga con experiencia en patologías musculoesqueléticas. Y formo parte del equipo de especialistas de tren inferior y columna lumbar del CET Puerto Varas.